El bullying y el acoso escolar son situaciones que afectan a estudiantes de todas las edades en todo el mundo, causando daños no solo a las víctimas directas, sino también a toda la comunidad escolar. Estas conductas pueden incluir burlas, exclusiones, agresiones físicas e incluso el acoso en línea. Además, lamentablemente, no se limitan solo a los estudiantes, ya que en ocasiones también existen profesores comportándose de manera inapropiada, usando su posición para intimidar o humillar a los alumnos.
Muchas veces escuchamos a los estudiantes quejarse de que «el profesor se la agarró conmigo», y aunque puede ser interpretado como una simple excusa para justificar una mala nota, es importante prestar atención a estas quejas. Además, los estudiantes con un desempeño mayor suelen recibir muchos elogios, mientras que aquellos con un desempeño menor reciben muchas críticas. Aunque es comprensible que los profesores puedan sentir más cercanía o afinidad hacia ciertos estudiantes, es importante tener en cuenta que una mala relación entre profesor y alumno puede ser causa de ansiedad, depresión y un bajo rendimiento escolar.
Entonces ¿qué hacemos? ¿de qué manera trabajamos para prevenir el bullying en los entornos educativos? Una manera es asegurarnos de que los profesores y el personal educativo estén bien preparados para enfrentar este problema. Esto quiere decir que se les puede proporcionar constante capacitación en disciplina positiva dentro de un entorno escolar y en brindarles más herramientas para identificar y abordar el bullying y poder crear un ambiente escolar más seguro y acogedor. Además, es importante que los estudiantes también formen parte de este aprendizaje continúo. Permitirles participar en la definición de sus objetivos y proceso educativos según sus necesidades individuales puede ser muy beneficioso para aumentar su motivación fomentando un sentido de responsabilidad y pertenencia para todos por igual.
Todos compartimos la responsabilidad de construir un ambiente escolar donde cada niño se sienta valorado, respetado, apoyado y mirado en su proceso educativo. Al abordar el bullying, el acoso escolar y las tensiones en las relaciones entre profesores y alumnos, estamos construyendo una base más estable para un entorno más inclusivo y saludable.