Todos y cada uno de nosotros estamos dentro de un espacio y en relación con otros.
Un bebé depende de los cuidados y atenciones que se le puedan proporcionar, depende de su madre y/o cuidador, que pueda cubrir sus necesidades de alimento, abrigo y cuidado, que tal vez son las cosas más básicas, pero este pequeño ser, también necesita de cariño, atención, comprensión, de calma, de organización. A veces pareciera que las primeras cosas mencionadas son las suficientes, pero en realidad es el conjunto de un todo proporcionado con afectos, lo que le permitirá al bebé irse adaptando al mundo.
El ambiente debe estar compuesto por varias aristas las que le proporcionarán al bebé un ambiente facilitador, para que él poco a poco pueda ir asimilando y comprendiendo lo que sucede dentro de él (hambre, temperatura, malestar, impulsos, deseos,) y fuera de él (situaciones, frustraciones).
En el caso de un bebé, es el ambiente (mamá, papá, cuidador, hermanos) quienes le proporcionan algunas comprensiones sobre lo que sucede dentro y fuera de él. Junto con el cubrir, sus necesidades, también está la capacidad de este adulto responsable de poder ir proporcionando un acercamiento paulatino a la frustración.
Del mismo modo, en el caso de un niño, son los adultos los que los ayudan a cubrir sus necesidades, pero también es importante que estos adultos les proporcionen reglas, pautas y límites que organicen.
Por ejemplo, el tema de hábitos implica que los niños de a poquitos logren cierta organización, pudiendo respetar horarios, cosas que a veces no se les presta la suficiente atención. Es importante que los niños tengan un horario para dormir, para comer, estos horarios dan organización, pero cuidado!!, con una rigidez extrema, si bien es importante adquirir un hábito también es importante que se reconozcan ciertas excepciones en situaciones particulares y que sean explicadas.
En el caso del adolescente, el tema de los límites claros y que el adulto sea consecuente y constante con dichos límites es más que un tema de frustración, es un tema que los adolescentes toman como mensajes de cuidado. Un adolescente sin límites se siente muy desprotegido, aunque parezca lo contrario. Son los límites colocados desde fuera con cuidado y calidez, los que van a tomar luego como suyos, para poder reconocer, sus propios límites y sus propias reglas con ellos mismos y con los demás.
El ambiente en cualquier etapa de la vida juega un rol muy importante, muchas veces este ambienté puede ser facilitador de confianza y seguridad, pero también puede ser generador de inseguridades, desorganización, de rebeldía y falta de límites.
Un ambiente facilitador está compuesto por personas adultas, que brinden contención, capacidad para pensar, organizar, oportunidad para la espontaneidad, espacios de esparcimiento, flexibilidad y a la vez reglas que contengan, es un espacio conformado por un otro que pueda comprender y entender necesidades y gustos, que escuche y atienda con interés, pero que también pueda enseñar la tolerancia a la frustración de forma paulatina y con afecto.
Por lo tanto consideramos que un bebé, un niño, un adolescente sin un ambiente facilitador es un ser en riesgo pues este mismo ambiente es el que le enseñará, que es importante rodearse con personas que ayuden, que faciliten, que generen un buen espacio a su alrededor. Luego esto generará un efecto multiplicador, los niños buscaran un ambiente similar al que han conocido, cuando buscan a sus amigos, también lo harán los adolescente cuando buscan pares con los cuales compartir, así también los adultos cuando buscan espacios de trabajo en los cuales desempeñarse, amigos a los cuales comentarles sus problemas y también parejas con las cuales relacionarse.
Al hablar de un “ ambiente facilitador” nos queremos referir a la apertura a un espacio generador y multiplicador de alternativas beneficiosas para el bebé, el niño, adolescente y el adulto. Dicho ambiente también necesita de límites y reglas, ya que una persona sin límites , ni reglas es un riesgo para él mismo y para el ambiente, pues podríamos estar generando niños, jóvenes y adultos que a su vez no podrán brindar, ni buscar un ambiente facilitador, sino más bien al no haber tenido la experiencia podrán ser generadores de un ambiente desorganizado, conflictivo, generador de dificultades . Entonces debemos tener cuidado con la ausencia de límites a los niños y a jóvenes, pues luego de adultos esto les genera grandes problema, tanto a la persona como al ambiente en donde se desarrolla.