Por Ana Magallanes
Día a día se presentan situaciones que nos producen bienestar y alegría, mientras que otras, nos producen tensión y estrés… Es así que, se suele escuchar expresiones como “Estoy estresada/o”, “Estos días son de estrés”, “Siempre me estreso”, etc.
El estrés, por lo tanto, es una respuesta natural para hacer frente a los retos cotidianos y a las situaciones difíciles de la vida. Todos nosotros tenemos esta reacción, que es necesaria en justa medida.
Pero ¿Cuándo se convierte en un problema? … cuando el estrés no nos ayuda a vivir mejor, todo lo contrario, nos perjudica en diversos ámbitos de nuestra vida. En ese sentido, es importante reconocer los generadores de estrés que depende de cada persona, pues no reaccionamos de la misma manera ante la misma situación.
Por un lado, podemos decir la sociedad, pues en ella surgen cambios constantes como de trabajo, de ciudad, de colegio, de casa. De igual manera, el entorno en que se vive: una ciudad caótica, el tráfico vehicular, ruidos, etc.
Otra fuente de estrés son las situaciones difíciles de la vida, como el fallecimiento de un ser querido, divorcio, enfermedades o accidentes, despido de un trabajo, cambios en la economía, discusiones u otras situaciones que generan malestar emocional en la persona.
Igualmente, las etapas de la vida como: nacimiento de un hijo/a, la adolescencia, la paternidad y/o la jubilación.
Por último, la tensión corporal, pues el cuerpo es parte de nosotros y a veces está acostumbrado a la tensión cotidiana, ya sea por estimulantes (café, té o medicamentos), una alimentación poco variada y la no descarga de la tensión con ejercicio físico, actividades de disfrute y/o un buen descanso.
¡Sin embargo! a veces la fuente de nuestro estrés, está en nosotros mismos, en nuestros pensamientos. ¿De qué manera? … al presentar una visión negativa, mucha preocupación, auto exigirse demasiado, valorarse poco, no expresar lo que se piensa o se siente, pretender resolver todos los problemas, etc.
Todas las situaciones van a generar en nosotros una respuesta única. Por ejemplo: para alguien el mudarse puede ser motivo de alegría o satisfacción, mientras que para otra persona puede ser un motivo estresante. ¿Por qué sucede esto? … por los pensamientos que surgen en dicha situación y por cómo nos sentimos. Todo esto hace que las personas reaccionen de diferentes formas al estrés.
En conclusión, es importante reconocer cuales son las situaciones que podrían estar generándome estrés y que influye en mi vida. Asimismo, identificar que sucede en nosotros, en nuestros pensamientos, sentimientos, es decir, qué es lo que esta suscitando en nosotros a nivel personal y emocional.
¿Qué se puede hacer cuando siento que el estrés es un problema?, se puede optar por hablar con alguna persona cercana de confianza y/o pedir ayuda profesional.