Luego del “engaño amoroso”, viene la pregunta si contarlo a la pareja o que se vuelva un secreto eterno. De acuerdo a los estudios, aproximadamente 50% de hombres y mujeres han sido infieles, por lo menos una vez, a su pareja. Asimismo, la incidencia afirma que los o las infieles podrían volver a hacerlo. Ello no implica dejar de tener el sentimiento de culpa por lo hecho. Muchos opinan que mejor es ser sincero/a y que si hay amor todo se perdona, pero es un riesgo que muchos/as no están dispuestos/as a correr. Hay que analizar las ventajas y desventajas. Es la pregunta eterna, pero que depende de cada persona, sobre todo de cómo lo tomará la pareja.
Juan, llegó a consulta porque “había sacado los pies del plato”, con una compañera del trabajo. Señala que “estaba cansado de la monotonía del matrimonio”. Siente que ama su esposa, y lo que pasó es solo “una aventura”. No sabe si contarle a su esposa porque siente que ella lo dejará, que no entendería por más que se lo explicase, y que el remordimiento no lo deja tranquilo. Tiene algunas dudas: saber si le volverá a ser infiel, en qué falló su matrimonio para que haga esto, qué pasaría si ella hace lo mismo por “sacarse el clavo”.
Mariana, cuenta que se encontró con su primer enamorado luego de casi 20 años. Nunca tuvieron relaciones sexuales. Él le propuso tomar un café y conversar sobre qué ha sido de sus vidas. Ella no sabe si aceptar esta cita, pues cree que decir que aceptar el café puede implicar exponerse ante una situación que tal vez no sepa manejar. Ella acaba de comprometerse y él es casado hace unos años.
Como podemos apreciar en estos dos casos, tanto hombres y mujeres han sido o tienen la posibilidad de ser infieles. Pese a ello, debemos pensar que el compromiso de la fidelidad a una pareja es un pacto hecho por dos personas. Donde ambas partes se comprometen a ser fieles, es decir, a ser exclusivos afectiva y sexualmente a sus parejas. Salvo el compromiso de fidelidad que se asume en el matrimonio, creo que muchas parejas no hablan de ser exclusivos/as a sus parejas porque es algo que “se asume”, pues las normas de nuestra sociedad nos indica que así debe ser, que si alguien está con una persona es para serle fiel. Cuando alguien empieza una relación de pareja se debe aceptar jugar cualquier juego siempre y cuando las reglas estén claras por ambas partes.
Todos/as conocemos por lo menos a una persona que ha sido infiel a su pareja, y nos hemos escandalizado o nos hemos vuelto cómplices. Por un lado está “él qué dirán”, por el otro está “lo divertido de romper las reglas”. Nuestra doble moral es increíble porque hace que nos acomodemos según intereses propios.
Siempre, tras una infidelidad hay un problema con la pareja. Es problema es de comunicación. Puede que haya un enganche afectiva o sexualmente con otra persona, ya sea por búsqueda de nuevas emociones, por aburrimiento, por incomprensión, presión social, sacarse el clavo, etc. Pero el trasfondo siempre es el mismo: hay algo en la relación de pareja que probablemente no esté yendo bien, eso da miedo hablarlo y se cree que poniéndose estos “retos” se podrá resolver el problema. Probablemente confunda más.
Contar una infidelidad no siempre es el final, sino el comienzo. Una pareja se puede rehacer con nuevas reglas. Las reacciones ante una infidelidad son difíciles de intuir y muchas veces los resultados son sorprendentes. Aquellos/as que pensaban que jamás podrían perdonar un engaño pueden ser los que deciden continuar con la relación y dar vuelta a la página, mientras que para otros resulta imposible de llegar a una actitud así. La decisión, sea cual sea, debe ser meditada por ambos y en el clima más sereno posible, para evitar continuar dañando lo que siempre en primera instancia, parece estar derrumbado por completo. Si no sabe cómo manejarlo, es recomendable buscar ayuda profesional, es mejor que la opinión del amigo/a (que siempre puede ser sesgada)
Juan le contó la verdad a su esposa, quien se mostró muy enojada pero sirvió para que ella le confiese que también le fue infiel. Ambos se separaron por algunos meses, ahora han vuelto a juntarse. La experiencia sirvió para darle un nuevo y mejor giro a la relación.
Mariana aceptó tomar el café, ella estaba dispuesta a disfrutar el momento y que pase lo que tenga que pasar. Su “ex” nunca le insinuó nada, y pasaron horas conversando, luego fueron a bailar y al día siguiente él le presentó a su esposa. Mariana aún no le cuenta sobre la salida a su novio, pero espera hacerlo pronto.