Por Alvaro Silva
¿Quién no se ha sentido ofendido alguna vez? La agresión percibida hiere nuestra imagen, nuestro honor, golpea nuestra autoestima y como respuesta surgen el resentimiento, rencor, culpabilización, envidia, deseo de venganza, despecho, odio y amargura. Perdonar no resulta fácil cuando hemos sido heridos y estos sentimientos nos invaden.
¿Qué es perdonar? Todos hemos pedido perdón y hemos perdonado alguna vez, pero ¿Qué implica el perdón? Perdonar no es aceptar ni tolerar, no es olvidar ni negar, no es comprender ni excusar. Las palabras griegas para el perdón hacen referencia a tramitar, liberar, cambiar de opinión, volver a abrirse camino (Cruppi, 2013). Perdonar entonces es algo mas grande, mas complejo y mas profundo. No solo es el acto en si mismo, es todo un proceso de elaboración interna que se refleja en un acto, en la comunicación de una palabra, “perdón”. Es un proceso que se da al interior de uno mismo en relación a otro, ya que involucra a la víctima y el victimario, mediante el cual se diluyen el rencor y el deseo de venganza.
El perdón no se puede exigir ni forzar ya que no depende de la voluntad (Lillo, 2014). Muchas veces no podemos pedir perdón o perdonar apenas lo queremos, se necesita un tiempo personal para que todas aquellas emociones negativas puedan ir elaborando.
Cuando se perdona, se da un crecimiento. El perdón permite poder mirar aquel evento agresivo con una menor intensidad de culpa y de resentimiento. El poder mirarlo con otros ojos implica un cambio en el interior que pueda modificar la manera en la que recordamos el pasado. El perdonar beneficia mas a quien perdona que a quien es perdonado, ya que libera a la persona de los sentimientos vengativos, del rencor y el resentimiento. El perdón implica una cura interna (Lillo, 2014).
Por ello resulta importante enseñar y promover el perdón. Si como mencionamos no se puede exigir ni forzar, ¿Como podemos trasmitirles este valor a nuestros hijos? En las mismas interacciones, cuando un niño es perdonado, aprende mas que si se le pide que perdone siempre. Mediante el perdón, pueden diferenciarse de lo que han hecho. El haber hecho algo “malo” no los hace “malos”. Esta diferenciación en su identidad los ayudará a comprender mas adelante a los demás y les facilitará la opción de curarse a si mismos de los sentimientos negativos mediante el perdón.
Referencias:
Cruppi, M. (2013). El perdón. Un nuevo comienzo. Imagoagenda, 172
Lillo, J. (2014). Sobre el perdón y la reconciliación. Temas de psicoanálisis, 7