Cada vez es más común encontrarse con consultas relacionadas con el desarrollo de la identidad sexual, ya sea sobre el rol, el género o la orientación sexual sobre todo en adolescentes; por eso es importante el establecimiento de un lugar apropiado donde se les pueda brindar la información adecuada respondiendo así a sus inquietudes y dudas de manera confidencial y libre de prejuicios.
Para ello es importante precisar algunos conceptos (González, Martínez, Leyton & Bardi; 2004):
- Sexo biológico: determinado por los cromosomas, hormonas y órganos genitales internos y externos.
- Identidad de género: reconocimiento internalizado de uno mismo en el que se es hombre o mujer.
- Rol de género: expresión conductual de la masculinidad y la feminidad la cual varía culturalmente.
- Orientación sexual: dirección de los intereses eróticos y emocionales hacia otras personas.
- Conducta sexual: manera en la que se expresan los sentimientos sexuales hacia otras personas.
- Identificación con una orientación sexual: se establece generalmente en la niñez temprana; sin embargo puede darse también en la adolescencia como en la adultez.
El desarrollo de la orientación sexual no está aún consensuado; sin embargo existe un acuerdo en que no se trata de un trastorno ni de una opción, es decir, no se elige entre ser homosexual o heterosexual. Existe además evidencia sobre la influencia biológica sobre cómo se conforma, ya que se ha determinado que hay una alta concordancia en la orientación sexual de gemelos idénticos. A su vez, la ciencia no ha identificado que las formas de crianza, la normativa del colegio o el abuso sexual causen homosexualidad.
En el caso de los adolescentes, ellos empiezan a darse cuenta de la atracción hacia miembros de su propio sexo entre los 12 y 13 años de edad; período en el cual su capacidad para el pensamiento abstracto está en desarrollo lo cual da lugar a un proceso introspectivo que les permite revisar su propia historia emocional, sus sentimientos hacia otros, así como las respuestas que han recibido empezando así a incluir posibilidades de relaciones con personas del mismo sexo. Por otro lado, Carvajal (1999) conceptualizó las crisis de identidad y sexualidad entre los 11 y 19 años de edad.
En el proceso de identificación, los adolescentes pueden experimentar rechazo hacia sí mismos como resultado de las creencias y miedos sobre su homosexualidad que son muchas veces influenciados por la sociedad. En ese contexto, se pueden observar conductas de aislamiento como disminuir su participación en el entorno social provocando sentimientos de soledad y frustración; así mismo, temen expresar su homosexualidad a su familia y especialmente a sus padres porque se anticipan a respuestas negativas; sin embargo, una buena relación con los padres podría anticipar una respuesta más saludable.
En nuestro medio se está reconociendo más tempranamente la orientación sexual homosexual y son los padres los que generan espacios de consulta para sus menores hijos al descubrir su homosexualidad, lo cual, en muchos casos, les genera en primera instancia, una conmoción negativa seguida de la negación del hecho, lo cual genera mucha ansiedad. En dicho proceso se rechaza aceptar la verdad considerando la homosexualidad del menor como una fase del desarrollo o se toman medidas negativas como el abuso físico, emocional o expulsión del hogar. En ese sentido, se considera relevante que los miembros de la familia puedan recibir ayuda profesional para manejar la confusión, angustia, culpa y sentimientos de pérdida.