En el contexto actual por la Covid-19 se han ido dando como medidas de bioseguridad muchos cambios, a los cuales hemos tenido que adaptarnos en un corto período de tiempo. Uno de ellos es el de la modalidad de clases virtuales que generó más aprendizaje emocional y académico. Tengamos en cuenta que tanto para los alumnos como para sus familias ha sido complejo adaptarse a esta nueva modalidad, así que las clases presenciales generan cierta expectativa.
¿Qué implican las clases virtuales para la familia?
Muchos padres y alumnos, esperaban que este año se pudieran retomar las clases de manera presencial, ya que para la familia que tiene estudiantes en casa (desde niños que participan en “Aprendo en casa” hasta jóvenes universitarios que se conectan a sus aulas virtuales en esta situación de confinamiento), es a veces complicado el poder tener límites y organizarse para no interferir con las actividades y el espacio del otro. Por lo que, en muchos casos se pueden llegar a generar conflictos y sentimientos de frustración, tristeza o estrés.
Muchas veces, con los más pequeños sobre todo, uno debe estar atento y acompañando en clases, para poder apoyarlos en lo que necesiten, y ver que puedan seguir el horario de los cursos. En este sentido, para los padres o cuidadores, sumado al home office u otras actividades, puede terminar siendo bastante absorbente y quedarse sin espacios o momentos a lo largo del día para conectar consigo mismos o simplemente descansar.
Es por esto que, el deseo de que las clases presenciales vuelvan puede estar muy presente dentro de las familias. No obstante, sabiendo que esto no se dará en un futuro cercano, y a puertas del inicio de clases, debemos tratar de adaptarnos y dar espacio a las emociones que puedan surgir a partir de esto.
Emociones y estados de ánimo de los alumnos frente a las clases virtuales
Esta nueva forma de aprender a la que nos hemos tenido que adaptar implica que el mismo estudiante tenga que desarrollar estrategias para su aprendizaje, y por lo mismo, puede generar diversas emociones que a veces cuestan reconocer.
Las emociones y estados de ánimo son importantes porque influyen en la toma de decisiones y son mediadoras de los significados que le damos a nuestras vivencias; además, estos estados emocionales relacionados con el entorno de aprendizaje pueden ser predictores del éxito o del fracaso académico, ya que las emociones influyen también sobre el aprendizaje.
Entre las emociones de connotación negativa, que se encuentran relacionadas a las clases virtuales, están la preocupación-tensión y desorientación-confusión que se dan sobre todo al inicio de esta nueva modalidad de clases, al sentir que no hay una estructura tan implícita. Además, hay estudios señalan que los principales aspectos emocionales negativos para los estudiantes son: el estrés que suelen tener durante las pruebas, la ansiedad que generan las fechas límite de entrega de trabajos, y la tensión que genera la espera de respuesta y retroalimentación por parte del profesor, entre otras. Esto deja ver lo importante que es poder autorregular nuestras emociones para un aprendizaje autónomo, que es lo que nos está pidiendo el entorno virtual.
Sin embargo, no todas son emociones negativas, de hecho, en la mayoría de estudios se ha encontrado que se suele experimentar un mayor nivel de bienestar emocional en clases virtuales. Entre las emociones que se perciben como positivas están el alivio y el optimismo que se da durante el aprendizaje virtual, lo cual está relacionado con el ser responsable de tu propio aprendizaje. Asimismo, otros estudios señalan que los principales aspectos emocionales positivos que valoran los estudiantes son: el compartir experiencias, el trabajo colaborativo, la retroalimentación y el desarrollo de autogestión del aprendizaje.
Cabe mencionar que los estudiantes que fueron conscientes de sus emociones pudieron mejorar su rendimiento y los que hicieron referencia a emociones positivas a partir de las relaciones sociales que se dieron en clases virtuales, luego tuvieron un impacto positivo sobre las emociones negativas que se pudieron experimentar en las mismas. Esto nos señala nuevamente lo importante que es reconocer, dar espacio y autorregular nuestras emociones en este contexto.
¿Qué ventajas trae la virtualidad para los alumnos?
Desde cierta perspectiva, se podría pensar que las aulas tradicionales y la presencialidad son necesarios en el aprendizaje emocional, social y académico de los alumnos, y ofrecen una mayor interacción e involucramiento en clases, ya que es a esto a lo que solemos estar acostumbrados.
Sin embargo, a pesar de que la presencialidad ayuda a que se preste atención con mayor facilidad y a poder socializar, desarrollar vínculos y habilidades importantes, hay que tomar en cuenta que actualmente muchos de los jóvenes e incluso niños suelen estar bastante acostumbrados al uso de las tecnologías de la información y comunicación (TIC´s), ya que son nativos digitales. Por lo cual, la virtualidad implica una adaptación bastante natural tanto en la manera de aprender como en la socialización.
Asimismo, la virtualidad ofrece diversos medios, recursos y herramientas TIC que influyen en el proceso de enseñanza-aprendizaje de manera positiva. Estas permiten a los docentes organizar y comunicar la información de forma efectiva, y a los alumnos interactuar de una forma dinámica en clase o realizando actividades fuera de ella, teniendo diversas formas de participar y ser creativos mientras lo hacen.
De hecho, muchos alumnos pueden percibir que el participar o exponer de manera virtual desde sus casas se les hace más sencillo que en modalidad presencial, ya que sienten mayor seguridad y una menor presión al hacer uso de un medio al que están acostumbrados y al no estar físicamente en un salón siendo observados por sus compañeros, sintiéndose de esa forma menos ansiosos.
De manera similar, las interacciones a través de medios virtuales pueden conllevar una menor presión para algunos, y la tecnología en sí, facilita el encontrar intereses y realizar actividades con otras personas, pudiendo compartir y sentirse acompañados a pesar de la distancia, lo cual a su vez permite sobrellevar mejor la situación actual de aislamiento.
Si bien es innegable que las vivencias y el contacto físico son importantes y no reemplazables por las clases virtuales, en lo virtual también se pueden construir y mantener aprendizajes y vínculos, no siendo dos formas comparables sino diferentes.
Por otro lado, el pasar a clases virtuales ha podido ayudar en cierta medida a las limitaciones de acceso que podían tener algunos alumnos, ya que la locación y el transporte no vienen a ser un problema actualmente. En este sentido, cabe señalar que las aulas presenciales, si bien forman una parte rica de la experiencia de asistir a clases, no constituyen la esencia de la clase o incluso del aprendizaje, donde lo importante no es lo que enmarca sino lo que se da dentro.
¿Qué podemos hacer en casa?
Tanto si hay niños pequeños, adolescentes o universitarios en casa, es clave el poder adaptar o implementar un espacio (así sea pequeño), con el material necesario a la mano para que estos puedan prestar atención a las clases. Asimismo, de ser necesario y posible, pactar horarios o el uso de áreas comunes en función de las necesidades que tenga cada uno, para así evitar las interferencias o distractores. Por otro lado, es importante tener una rutina que se pueda cumplir en casa, con objetivos claros y sencillos que brinde orden, confianza y autonomía a los estudiantes.
Finalmente, si bien es difícil para todos, lo más importante es el bienestar de cada miembro, el poder convivir de la mejor manera posible y sobre todo tener presente que las actividades continuarán sea en la modalidad que sea. Por lo que es bueno poder hablar de la situación, de cómo se sienten, que es lo que extrañan, y validar estos afectos en lugar de negarlos, para que se dé un ambiente de escucha y comprensión que haga más conllevable la situación actual.
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Referencias
Espinoza, E. (2020). Efecto de las emociones sobre el aprendizaje del estudiante en ambientes virtuales de enseñanza.
Rebollo, M. A., García, R., Barragán, R., Buzón, O. y Vega, L. (2008). Las emociones en el aprendizaje online. Relieve,14 (1), 1-23.