Por Karen Schang
Existen diferentes tipos de cuentos infantiles y diversos personajes que los protagonizan: animales, princesas, duendes, brujas, reyes, reinas, entre otros y se dan en diversos tipos de escenarios: la playa, el bosque, el jardín, la granja, una casa, entre otros. Los cuentos permiten entrar en el mundo de los niños: un mundo fantástico, lleno de ilusión, inocencia y curiosidad. Tradicionalmente han sido utilizados como una herramienta didáctica para que los niños puedan desarrollar diversas habilidades comunicativas a través del juego, de las imágenes y narración.
Los cuentos siempre han sido utilizados con un fin educativo para los niños. Aquello que más destaca entre sus beneficios es el desarrollo cognitivo que permite: les permite a los niños acercarse al mundo de las letras, la lectura de imágenes y hasta aprender de las moralejas o mensajes que emergen de la historia que se cuenta, lo que hace que puedan aprender aún más del mundo que los rodea y las reglas sociales. Además, permite lo relacionado a la comprensión y expresión verbal. A través de los cuentos, los niños ejercitan la memoria, amplían su vocabulario y hasta dan rienda suelta a su imaginación, al pensar de qué otra manera podría haber terminado el cuento o cómo ellos se imaginan que termina el cuento, antes de leerlo. Estos beneficios a nivel cognitivo se ven potenciados sobre todo cuando hay un acompañamiento del adulto en esta actividad. Un adulto que interactúe con el niño, no sólo al leerle el cuento, sino también haciéndole preguntas sobre este, haciéndolo imaginar sobre los personajes y escenarios que se muestran. Inclusive, cuando la lectura de cuentos es recurrente, permite que los niños puedan desarrollar el hábito de la lectura y un acercamiento más amigable hacia esta actividad.
Más allá del desarrollo cognitivo, existen también algunos cuentos que propician el desarrollo emocional de los niños. Los cuentos que hablan de las emociones o de diversas situaciones que un niño pasa a lo largo de su vida y que generan un impacto emocional en él: los celos ante el nacimiento de un hermano, la ausencia de algún miembro de la familia, las emociones de cólera ante algún evento estresante, entre otros. Este tipo de cuentos conectan con la situación que el niño atraviesa en ese momento y con la emoción que produce esta situación, lo que da lugar al reconocimiento de la emoción y a que los niños sientan que tal vez no son los únicos que se encuentran pasando por esa situación, lo que termina por generarle cierta calma. Este tipo de cuentos presentan un mensaje relacionado a lo emocional: normalizan las emociones de alegría, rabia, tristeza, cólera, y le quitan esa connotación negativa que suelen tener.
Así, los cuentos dan diversos tipos de mensajes y propician el desarrollo de diversas habilidades. Es importante estar atentos a los cuentos que se ven expuestos nuestros hijos y revisar si es que estos expresan el mensaje que queremos transmitirles nosotros como padres. Además, no olvidar que si bien la lectura de cuentos pueden ser una actividad placentera y potencialmente enriquecedora a nivel cognitivo y emocional, el acompañamiento que dé el adulto en esta actividad la convertirá en una actividad más valiosa aún, al propiciar un vínculo y un momento especial de complicidad entre el niño que escucha el cuento y el adulto que lo lee.