Por Ximena Unzueta
La maternidad, hoy en día, es una elección, que puede ser vivida con mucha esperanza y alegría, pero a la vez con mucha angustia y cuestionamientos. El deseo por la maternidad puede nacer como una propia ambición o como un mandato impuesto por la sociedad. Asimismo, la decisión de ser madre o de no serlo, tanto antes como después, atraviesa una serie de instancias emocionales, sociales, personales e incluso profesionales. Si bien la mujer de hoy, aunque no en todas las sociedades, es bastante más libre que la mujer de años atrás, aún existe ambigüedad y angustia frente a la elección respecto a la maternidad. De esta manera, la decisión de ser madre, actualmente, plantea grandes implicancias para la vida de la mujer.
Los mandatos sociales imperativos con los que vivimos todas las mujeres
La ambigüedad frente a la maternidad parte de los mandatos sociales imperativos con los que vivimos todas las mujeres. La principal se centra en la idea de la mujer que “debe ser madre y ser exitosa profesionalmente”, y cómo no angustiarse con todas las expectativas que se colocan en las mujeres. Desde los comentarios de familiares o conocidos, como “se te va a pasar el tren”, en confluencia con los propios deseos de superación profesional, sumados a un mundo laboral con preferencias, en su mayoría, masculinas
Lo que enfrentamos las mujeres
Por otro lado, podría pensarse que las mujeres enfrentamos un problema de identidad; pues nos reconocemos en lo público, lo académico, lo laboral y lo político, nos sentimos cómodas en la competencia, la eficacia, el progreso y demás, ámbitos que suelen etiquetarse como “masculinos”, pero cada vez resulta más difícil hallarnos en el ámbito doméstico e íntimo de la maternidad, con la vinculación emocional, entrega y apertura en el amor que esta implica. Pareciera que actualmente existe una necesidad por generar una nueva identidad como madres. Pues la idea o visión común de la maternidad ya no se ajusta al mundo actual y como vemos genera mucha ambigüedad y angustia en las mujeres de hoy. Creo entonces, que las mujeres de hoy necesitamos reconstruir el concepto que se tiene respecto a la maternidad, romper con el concepto actual y todo lo que esto implica, para generar un concepto moderno con el cual nos sintamos más cómodas y sea menos doloroso pensar en la maternidad en sí mismas. Tanto la elección por la maternidad como la renuncia a la misma generan angustia; una angustia que viene tanto de la mujer como de su entorno y la presión que este mismo ejerce sobre ella. Si pensamos en la concepción que se tiene de la maternidad desde el ámbito profesional, esta significa un bache, una fractura, un retraso. Sin embargo, la maternidad es también un acto de confianza, es un acto de entrega y amor incondicional en tiempos de desconfianza. La maternidad hoy en día está siendo, cada vez más, desvalorizada; y yo me pregunto, cómo no experimentar angustia frente a una decisión tan importante.
Importante considerar:
Tanto la elección por la maternidad como la renuncia a la misma generan angustia; una angustia que viene tanto de la mujer como de su entorno y la presión que este mismo ejerce sobre ella.
Si pensamos en la concepción que se tiene de la maternidad desde el ámbito profesional, esta significa un bache, una fractura, un retraso. Sin embargo, la maternidad es también un acto de confianza, es un acto de entrega y amor incondicional en tiempos de desconfianza. M
La maternidad hoy en día está siendo, cada vez más, desvalorizada; y yo me pregunto, cómo no experimentar angustia frente a una decisión tan importante. Y es que la maternidad implica además aceptar una renuncia voluntaria de la libertad, una dependencia indefinida de lealtades divididas, un compromiso irrevocable que va en contra de la falta de compromiso del narcisismo contemporáneo, donde el otro se percibe como un peso incómodo, donde el egoísmo es la ley de la relación. Tener consciencia de todo ello, nos permite entender por qué tantas mujeres hoy en día viven la maternidad como un trauma, con muchísima angustia, pero también nos invita a abordarla como una puerta a la salud en medio de una sociedad enferma, porque la verdadera libertad solo se conoce en la entrega.