Por Belen Pappalardo
El día domingo de esta semana se estará celebrando el día del padre, donde muchas familias se reunirán a compartir un tiempo con ellos, a mostrarles su aprecio y su cariño. Pero creo que podemos también tomar este día como la oportunidad para tener un momento de reflexión sobre lo que implica la función y roles de los padres en la crianza, de qué manera esto ha podido ir cambiando a lo largo del tiempo, y cómo se vive actualmente en nuestra sociedad.
En la familia existen determinados roles que se vinculan con cada progenitor. La figura de la madre es asociada usualmente con la que brinda un sostén nutricio y afectivo al bebé. La madre, con afecto y calidez, va a contener y cuidar a aquel niño. Por otro lado, el padre toma un rol más vinculado a la delimitación de normas y reglas. Es una figura aparentemente más distante que establece la ley y funcionará como un tercero que rompe la íntima díada madre-hijo.
Sin embargo, actualmente las familias toman formas diversas y no siempre se encuentra la estructura tradicional conformada por los padres e hijos. Si entendemos desde una mirada convencional, que el padre tiene el rol en la crianza de ser, por ejemplo, el que marca los límites y establece las normas en la casa, ¿Qué ocurre cuando no hay un padre presente? ¿Cómo se delimitan límites y estructura en la mente del niño si se trata de una familia con una madre soltera? ¿Cómo crecerá el niño en estas familias, y qué impacto tendrá en él?
Para responder estas preguntas, es importante entender primero cómo funcionan estos roles actualmente en nuestra cultura. La sociedad se encuentra en constante cambio. Las funciones que antes eran definidas como fijas y rígidas de acuerdo a lo que le corresponde a cada progenitor, cada vez se vuelven más flexibles y libres. Las normas sociales establecidas se han ido cuestionando, lo cual permite abrir nuevos caminos de reflexión respecto a cómo funciona nuestra cultura.
Entonces, ¿cómo se traducen estos cambios sociales en la familia? Pienso que comienza a existir mayor libertad respecto a quién cumple la función materna o paterna. Si pensamos en lo mencionado previamente, respecto a cómo crece un niño con una madre soltera, podemos considerar que aquella madre cumplirá la función paterna y materna a la vez. Nos podemos encontrar también con familias en las que padres pueden ejercer roles muy maternales, en lugar de ser únicamente el que marca las reglas.
Todo esto me lleva a preguntarme qué es realmente lo que se ha modificado respecto a la paternidad hoy en día. Considero que la función paterna sigue siendo la misma, pero ahora puede cambiar quién la ejerce. Ambas funciones son intercambiables, ambas pueden ser tomadas tanto por la madre como por el padre, y ambas son igual de significativas para una organización saludable. Por lo tanto, los hijos que crecen en las nuevas formas de familia, por ejemplo, familias monoparentales, pueden tener un desarrollo pleno y adecuado, en tanto exista de alguna forma, la función materna y paterna.
Finalmente, creo importante comprender estos cambios en los roles de crianza como el desarrollo de una mayor apertura e integración respecto a las características de las figuras parentales. Donde cada vez más desaparecen los límites que marcaban lo que debería corresponder a las labores de un padre o madre, y se integran y entrelazan para formar padres ampliamente involucrados en el cuidado de los hijos.