Por Alvaro Silva
Para elegir a un psicólogo terapeuta y responder a la pregunta ¿Y ahora con quien voy?. Tomar la decisión de empezar un proceso de terapia psicológica, puede llegar por diferentes motivos y estar influida por diversos factores. Quizás haya quienes lo busquen por decisión personal, ya sea por necesitar apoyo o por un deseo de comprenderse mejor, otros tal vez siguiendo el consejo de algún conocido, o hasta por cumplir un requisito con alguna institución. Hoy en día, el ir a terapia está perdiendo poco a poco el estigma de que solo “los locos o profundamente deprimidos” necesitan terapia y virando a una concepción de un espacio terapéutico como una experiencia de acompañamiento, exploración y comprensión.
El crecimiento de la oferta y diversidad de posibilidades va de la mano con esta desestigmatización. Al plantearnos la decisión de empezar un proceso de terapia psicológica nos encontramos con una importante interrogante: ¿Con quién?
Una multiplicidad de factores puede jugarse en esta decisión. Algunos se darán antes de conocer a la persona, otros vendrán de haberla conocido. Al igual que en la mayoría de las decisiones con las que nos topamos en nuestra en vida, puede resultar conveniente barajar algunas opciones. En primer lugar, estaría en función del motivo por el que busco la terapia. Hay psicólogos terapeutas que se especializan en niños, otros en poblaciones adultas, o con determinadas características. El hecho que un psicólogos se dediquen a la terapia psicológica no implica que cubran todo el abanico de intervenciones, poblaciones, y características posibles. Luego, algunas variables como la ubicación del consultorio y la tarifa referencial pueden llevarnos a descartar algunas opciones. Aunque el tema de los honorarios puede resultar relativo, algunos psicólogos terapeutas no se aferran a una tarifa rígida y pueden flexibilizarla de acuerdo con la situación del paciente. Así que valdría la pena no descartar psicólogos terapeutas por su tarifa antes de poder conversar con ellos.
La primera cita con el terapeuta es un primer encuentro entre dos desconocidos. Es un espacio compartido por dos individuos únicos e irrepetibles, configurando así una situación totalmente nueva y diferente. Cada relación que el psicólogo terapeuta tenga con sus diferentes pacientes será distinta por las singularidades que cada uno de los dos participantes de la pareja terapéutica aporta al espacio. De igual manera, la relación que se pueda establecer desde la persona que busca terapia con cada terapeuta será distinta. Por ello, si la primera entrevista con un psicoterapeuta no gusta o genera incomodidad no significa que así vayan a ser todos los demás. Creo que este es un punto fundamental para definir con quien embarcarse en el viaje a explorar el complejo mundo interno. El psicólogo terapeuta debe ser alguien que genere confianza, ese cierto “feeling” a veces difícil de explicar pero que genera comodidad y calidez. Esto transita más allá del género del terapeuta, si es hombre o mujer, al final dependerá de lo que uno sienta que el terapeuta le trasmite. Esto ayudara a sentar la base de una buena comunicación en las sesiones y ayudara a construir una alianza especial entre terapeuta y paciente, la cual permitirá sostener la relación a pesar de las molestias e impasses que puedan surgir en el desarrollo de la terapia a raíz de los cuestionamientos.
Por ello, si bien alguien nos puede recomendar un psicólogo terapeuta porque es famoso o tiene un curriculum extenso, o porque a él le fue muy bien, ¡En buena hora! Una recomendación nunca viene mal y permite abrir el camino de la búsqueda, pero que este a uno no le resulte, no significa que la terapia no funciona, o no es lo suyo. Creo que faltaría encontrar al terapeuta adecuado y no cerrar las puertas a la posibilidad de disfrutar de un espacio terapéutico.