Por Ricardo Vargas
Un deportista que compite a nivel profesional está enfrentando constantemente mucha presión y estrés, tanto en la fase de preparación como durante la competencia. Esto debido a que las distintas disciplinas deportivas demandan una serie de requisitos físicos y mentales para garantizar un buen rendimiento. Durante la fase de preparación, se conjugan en el competidor una serie de aspectos cognitivos, emocionales y motivacionales que pueden necesitar de un apoyo u orientación distintos a los que suelen brindar los entrenadores y preparadores físicos. Es en este escenario donde algunas veces la participación de los psicólogos deportivos puede resultar muy valiosa e incluso decisiva.
Durante las últimas décadas, el desarrollo de la ciencia y la tecnología ha influenciado fuertemente la labor de los profesionales vinculados al ámbito deportivo, quienes cada vez más mantienen la certeza de que es necesario integrar el máximo de conocimientos científicos para el diseño de planes de entrenamientos controlados, especializados y eficaces. Sin embargo, para el deportista, mantener la constancia e intensidad de los entrenamientos, la rigurosidad de las dietas, la disciplina en la vida personal y las vicisitudes del entorno sin dejar de enfocarse en las metas fijadas requiere de una suficiente estabilidad mental y emocional. Todos estos elementos puedan verse afectados en algún momento del proceso de preparación, para lo cual, el rol de los entrenadores o preparadores físicos puede resultar insuficiente.
De esta forma, el interés y la participación de los psicólogos con los deportistas nacieron a partir de las consultas que los entrenadores físicos tenían con los profesionales de salud mental, convirtiéndose poco a poco en un campo específico de estudio e intervención dentro de la psicología. Actualmente, la Psicología del Deporte se puede definir como el área que se enfoca en los procesos psíquicos y en el comportamiento del hombre durante la actividad deportiva. Como tal, busca conocer y potenciar las condiciones internas de la persona para mejorar su desempeño durante el proceso de preparación y de la competencia, sin descuidar los aspectos físicos, técnicos y tácticos. De esta forma, el trabajo de los psicólogos se centra principalmente en trabajar elementos relacionados a la autoconfianza, la autoestima, la motivación, la concentración y la relación eficaz con el equipo, todo esto orientado al logro de metas. La labor comienza con una evaluación aplicada a la condición específica de cada deportista, de la disciplina que este practica y del contexto. Después continúa con un adecuado diseño y planificación del tipo de intervención que se requiere y, finalmente, con la evaluación del desempeño.
En nuestro país, la Asociación Peruana de Psicología del Deporte, fundada en el año 2011, se erigió como iniciativa ante la escasa capacitación, investigación y conocimiento sobre la Psicología Deportiva. Este organismo, en la actualidad, recurre principalmente a la educación comunitaria como una vía para aportar al desarrollo y al crecimiento de la psicología de la actividad física y del deporte en el Perú, especialmente con poblaciones en riesgo. Si bien a la Psicología Deportiva en nuestro país le falta aún bastante por desarrollar, durante los últimos años, ha venido llevando a cabo trabajos significativos, que definitivamente ampliarán el campo profesional y laboral en un futuro a corto plazo.