Por Belen Pappalardo
“En el juego, y solo en él, pueden el niño o el adulto crear y usar toda la personalidad, y el individuo descubre su persona solo cuando se muestra creador”.
Donald Winnicott
El jugar es una actividad que forma parte central de la vida de un niño. Los menores se encuentran la mayor parte del día jugando o deseando hacerlo. Ello genera dudas, y a veces, malestar en los padres. Se suele escucharlos decir a modo de reclamo “mi hijo solo quiere jugar”, o “todo el día juega”. En ocasiones, la principal expectativa es que los hijos se dediquen con atención a realizar las tareas, actividades o indicaciones dadas por el adulto. El juego pareciera estar en un plano secundario, como un momento únicamente de diversión y recreativo. Sin embargo, su papel es mucho mayor de lo que usualmente se piensa. Se trata de espacio en sí mismo de aprendizaje y de crecimiento. Mediante él, los niños buscan, exploran, prueban y descubren el mundo. Es el primer instrumento que poseen para aprender y para conocerse.
¿Porqué es importante el jugar?
El juego es un elemento fundamental en el desarrollo. Favorece el aprendizaje, fomenta la creatividad, estimula la comunicación y cooperación entre iguales, facilita el auto-conocimiento, estimula la expresión de ideas y sentimientos. Este va a significar un espacio intermedio entre la realidad y sus fantasías, permitiéndole vivir la experiencia de crear y descubrirse a sí mismo como creador, con sus recursos y potencialidades. Así es como experimentan la riqueza de su mundo de fantasías, en donde un simple elemento puede convertirse en miles de cosas diferentes a la vez, dando un espacio para que el niño despliegue su creatividad libremente.
Por otra parte, brinda la posibilidad de procesar situaciones tanto del mundo externo como interno que puede estar atravesando. El niño plasma en el juego su mundo, sus deseos, sus conflictos. Ello implica que en él se actúan anhelos y deseos, y se recrean vivencias significativas, o situaciones traumáticas o dolorosas. De esta manera, el jugar será una herramienta del niño para elaborar conflictos. Al recrearlos de forma creativa en un juego, dichos afectos paulatinamente irán siendo procesados. En ese sentido, el juego del niño es un modo de expresión, que se asemeja a lo que el adulto realiza mediante el habla, para expresar una situación dolorosa.
Es necesario que los padres comprendan el rol esencial que el jugar tiene en los niños. Considerando su importancia, el juego debe ser fomentado y tomado en cuenta como central en esta etapa de desarrollo. Un niño que juega es un niño saludable, creativo e imaginativo.