Por Ximena Unzueta
Desde siempre, la infidelidad ha sido un asunto común observado en las parejas, aun cuando las normas de la sociedad se oponen a ésta. Existen varios estudios que revelan que entre un 20 a un 40% de los hombres y un 20 a un 25% de las mujeres tendrán al menos una relación extramatrimonial de tipo sexual. La infidelidad rompe con la supuesta idea fundamental de exclusividad en aspectos de intimidad emocional y/o sexual. La mayoría de las personas que se encuentran comprometidas en una relación, ya sea de matrimonio, convivencia o noviazgo, tienen la expectativa de que sus necesidades emocionales y sexuales serán satisfechas con exclusividad por su pareja.
La infidelidad puede ocurrir a dos niveles diferentes; emocional y/o sexual. Cualquiera de las dos a menudo produce un impacto significativo en la pareja. De hecho, en los diversos procesos de terapia, tanto individual como de pareja, se puede entender que las relaciones extramaritales son uno de los eventos más difíciles de tratar en estos escenarios; incluso se podría pensar que la infidelidad podría ser la causa más común para la disolución marital. Se entiende que la infidelidad sexual ocurre cuando un individuo tiene una involucración sexual fuera de su relación primaria, con o sin el consentimiento de su pareja; mientras que la infidelidad emocional ocurre cuando una persona con pareja invierte su tiempo, atención, romanticismo y expresiones de afecto con una persona que no es su pareja primaria.
Pero quizás nos preguntamos ¿por qué se da la infidelidad? Se sabe que la infidelidad le puede proporcionar a la persona que es infiel, momentos placenteros que denotan: satisfacción emocional, personal y sexual, sensaciones frescas, vibrantes y de placer; difíciles de sostener en una relación de larga duración y experiencias de variedad sexual y de excitación. Es posible que muchas personas recurran a la infidelidad, tanto emocional como sexual para escapar de la rutina y costumbre que tienen con sus parejas, o para buscar un “aire” nuevo o fresco. Incluso, podría pensarse que en algunos casos, a través de la infidelidad se combaten sentimientos de soledad; las personas se sienten escuchadas, atractivas, especiales, valoradas y deseadas.
Hoy en día, se conocen también las relaciones abiertas, casos en los cuales no se practica la exclusividad; se puede pensar que esto podría añadir una nueva dimensión al matrimonio y a la vida sexual de estas parejas. En este tipo de matrimonio o relaciones abiertas, las relaciones sexuales extramaritales pueden traer cambios positivos no esperados en las vidas de las personas involucradas, debido a que desarrollan una relación marital más estrecha, con una comunicación asertiva y un mayor valor a la familia, en algunos casos.
Por otro lado, la infidelidad puede tener consecuencias negativas en la pareja, ya que en la mayoría de los casos es considerada como una deslealtad, una conducta inaceptable, que puede conducir a un daño permanente que justifica, en la mayoría de los casos, el divorcio. Asimismo, la infidelidad puede afectar negativamente la autoestima de la persona que ha sido traicionada y en muchos casos estas personas experimentan sentimientos de coraje, celos intensos y memorias intrusivas, incluso muchas veces esto es un motivo de consulta en las terapias que pueden terminar en trastornos del ánimo como lo es la depresión. Además, la infidelidad en una relación amorosa puede relacionarse con la adquisición de enfermedades de transmisión sexual y otros problemas a nivel físico.
Algunos factores que se asocian con el acto de la infidelidad son: el género, la religiosidad, la personalidad, el grado de satisfacción en la relación oficial, entre otros. Se conoce que los hombres se involucran más en relaciones sexuales extramaritales que las mujeres, ya que probablemente tienen por naturaleza tendencia a buscar más variedad sexual que las mujeres. Por su parte, una variable que consistentemente se ha relacionado a no involucrarse en actos extramaritales es la religiosidad de la persona; mientras más importante es la religión para la persona, menos actos sexuales premaritales y extramaritales cometería. También influye el tipo de personalidad, y el grado de satisfacción con la relación.
Entonces, la búsqueda de sensaciones es la necesidad de tener experiencias nuevas, variadas, complejas e intensas; es el deseo de arriesgarse a diversos niveles con el fin de obtenerlas. Las personas buscadoras de sensaciones se sienten atraídas por los grupos y personas que comparten sus propios valores. Existe una relación entre la búsqueda de sensaciones y los aspectos de tomar riesgos a nivel sexual; entonces se puede ver que la infidelidad es un asunto común observado en parejas que puede causar daño emocional sin ser previsto, pues prima una necesidad individual de exploración y búsqueda de sensaciones.