Se acerca la conocida fiesta de Halloween y con ello la tradición de muchas personas de disfrazarse, salir a pedir dulces, asistir a fiestas, entre otras costumbres. Si bien existe cierta polémica al respecto, en general se trata de una fecha muy esperada, especialmente por los niños, pues muchos de ellos aprovechan la oportunidad de poder vestirse como algún personaje querido o admirado por ellos. A continuación, se compartirán algunas ideas de por qué es importante para los niños disfrazarse, más allá de si se celebra o no esta fiesta, pues momentos y oportunidades para disfrazarse existen muchos.
El jugar a disfrazarse es una forma de expresión de un logro importantísimo del desarrollo: el juego simbólico. Esto quiere decir que el niño juega a adoptar un rol que no es el suyo, ya sea porque imita algún personaje que conoce o porque él mismo crea un personaje nuevo. El juego simbólico permite que los niños den rienda suelta a su imaginación, fantasía y creatividad. No se trata únicamente de imitar al personaje, sino de hacerlo suyo, de interpretarlo a su manera y de manifestar actitudes, comportamientos y emociones nuevas. Los disfraces potencian entonces el disfrute de aquel juego, pues el vestirse y lucir como el héroe o heroína favoritos o como el villano o villana temidos, hace que el juego sea aún más placentero porque acerca la fantasía a la realidad.
Al disfrazarse los niños expresan aspectos de su mundo interno, es decir, de su personalidad, de sus emociones, de sus deseos, sus miedos y conflictos. Por ejemplo, que un niño temeroso escoja disfrazarse de un monstruo podría estar expresando un deseo de defenderse cuando se siente amenazado. De la misma manera, que un niño que tiene algún familiar enfermo escoja disfrazarse de médico, habla de un deseo de curar a ese ser querido. Es así que al disfrazarse muchos niños sienten no solo el placer del juego, sino que también pueden canalizar una serie de emociones y conflictos que de otra manera no se dan permiso de expresar y esto permite que se sientan más aliviados.
Finalmente, que los niños deseen y jueguen a disfrazarse brinda a los padres y cuidadores una excelente oportunidad para involucrarse más con ellos y conocer sus intereses. Por ejemplo, pensando juntos acerca de qué personaje escogerán para su disfraz, dónde conseguirán el disfraz, si lo elaborarán juntos, el motivo por el que prefiere ese personaje específico, etc. Todo esto contribuirá a que los niños se sientan acogidos y acompañados por el adulto y a que se sientan especiales al notar el interés del otro en sus gustos y juegos. Tampoco es necesario que el disfraz sea muy elaborado o que tenga ser comprado, incluso con algunos materiales de la casa se pueden crear disfraces originales y muy bonitos. El confeccionar un disfraz casero permite también que los padres pasen tiempo con los niños en la elaboración del mismo, compartiendo su tiempo, su creatividad, sus ideas y, sobre todo, fortaleciendo el vínculo entre los mismos.